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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, QUE TANTO EXIGEN, TAMBIÉN DEBEN APORTAR

8.05.08

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, QUE TANTO EXIGEN, TAMBIÉN DEBEN APORTAR
Además de ’parapolítica’, guerra sucia

Claudia López
Columnista de EL TIEMPO

Cuando la evidencia muestra que la crisis es producto de la combinación de violencia, narcotráfico y política, el Presidente y sus ministros gastan horas tratando de convencernos de que la crisis es producto de la “sevicia de la justicia”. Y como ese es su diagnóstico, gastan otras tantas horas esculcando la vida y obra del Fiscal, los magistrados y los jueces a ver cómo los encochinan ante la opinión pública para restarle legitimidad a su tarea de judicializar la ’parapolítica’. Ya hasta se dice que el Gobierno está revisando hojas de vida para Fiscal porque tiene armadas las filtraciones que tumbarían al actual y, de carambola, a algunos magistrados de la Corte. Es por meterse con la ’parapolítica’, en la que están metidos hasta el cuello todos los partidos uribistas, que le resultan tan incómodos al Gobierno este Fiscal y los magistrados. ¿O acaso alguien duda de que si los que estuvieran en la cárcel fueran del Polo Democrático por recibir plata y apoyo electoral de las Farc no sería el propio Presidente el que colmaría de elogios y condecoraciones a este mismo Fiscal y magistrados?

Ese juego sucio para deslegitimar la justicia pone a los medios de comunicación en serios riesgos. Si se sigue aplicando a secas el principio periodístico según el cual chiva filtrada que tenga valor periodístico mata al resto, los medios pueden terminar de idiotas útiles en la pelea de quién encochina más a quién. La solución no es dejar de publicar nada, sino dejarle saber al público de qué fuente proviene información cuyo contenido enloda al Fiscal, a los magistrados o al Presidente. Por ejemplo, los lectores tenemos derecho a saber si la información publicada, casi idéntica tanto por EL TIEMPO como por Semana, sobre supuestos chárters pagados por un abogado cercano a un narcotraficante para llevar a magistrados de la Corte Suprema a un agasajo en Neiva, provino de José Obdulio Gaviria u otra fuente de la Casa de Nariño. Deberíamos saberlo, porque es obvio que en esta coyuntura esa filtración, de un hecho que ocurrió hace dos años, no tiene un fin informativo sino de encochinamiento a la Corte Suprema por una parte afectada por los procesos de ’parapolítica’ que esta adelanta. Aun si la información es cierta y merece un debate y hasta una investigación a los magistrados de la Corte, no menos importante es saber quién la filtra para que podamos también formarnos libremente un criterio no sólo del contenido de la información, sino de los intereses que rondan su publicación. Me dirán que esto viola principios sagrados del periodismo. Les digo que en esta coyuntura se está pidiendo a todos, incluso desde los propios medios, optar por medidas extraordinarias para proteger la estabilidad institucional. Los medios que tanto exigen, también deben aportar.

El proceso judicial de la ’parapolítica’ y en general el de la judicialización de nexos entre el narcotráfico, la criminalidad y la política no va a terminar este año. Todavía faltan muchas investigaciones por abrir. El Valle, Nariño, La Guajira, Antioquia, el Eje Cafetero son regiones en las que las investigaciones preliminares apenas comienzan. Incluso, las primeras investigaciones que se abrieron sobre la Costa Atlántica apenas están en proceso probatorio o empezando la etapa de juicio. Las garantías de los investigados y de la sociedad exigen un proceso juicioso y reposado, no azaroso.

Mucho le ayudaría a esta democracia que los jueces e investigadores se hicieran oír por sus sentencias y no por comunicados o entrevistas, que los medios no se presten a una guerra de desinformación y encochinamiento y que el Presidente gaste su tiempo en defender nuestra democracia en vez de dejarnos como legado, además de la ’parapolítica’, la guerra sucia contra la justicia. Da entre risa y angustia verlo por televisión ofrecer su renuncia, con cara adusta y tono dramaticón, si se comprueba que mencionó a su primo Mario Uribe en una conversación telefónica con el ex presidente de la Corte Suprema, y ni siquiera ofrecer una disculpa pública si se comprueba que compró, con puestos y efectivo, votos para su reelección. Algo por lo que sí debería renunciar, como bien lo anotó el ex alcalde Mockus.

Claudia López

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