Muere un niño, lejos de attención medica
6.06.09
Por Eva Lewis

José Albeiro Cruz solo tenía 17 meses de edad cuando su corta vida terminó. Víctima de un trágico accidente de carro el día 25 de Mayo en la Vereda de Caño Tomás en el Municipio de Teorama, Departamento Norte de Santander. Fue una perdida que quizás se hubiera podido impedir, una que refuerza teriblemente el significado del abandono del estado.
Los padres de José Albeiro lo habían llevado a Caño Tomás a participar en el Campamento Refugio Humanitario, una acción de protesta organizada por los campesinos de la región y la Asociación Campesina del Catatumbo (ASCAMCAT). El campamento es una respuesta de los campesinos a la campaña de fumigaciónes del gobierno que ha causado desplazamientos masivos en la región del Catatumbo, Norte de Santander, y también al descuido del estado. La familia de José Albeiro estaban entre más de 200 personas quienes llegaron a participar en el campamento y demandar al gobierno Colombiano no gaste más en fumigaciones dañinas y violaciones de los derechos humanos y que empiece a invertir en programas sociales como escuelas, hospitales y arreglos para la carretera.
Desgraciadamente estas demandas no han sido concedidas a tiempo para el pequeño José Albeiro, quien fue atropellado por un carro lentamente saliendo del campamento. El niño recibió un trauma severo a la cabeza pero todavia seguía vivo cuando lo sacaron del campamento a las 2:30 de la tarde. Antonio Fernández, el hombre que condujo al pequeño y sus papas afligidos a buscar ayuda médica, cuenta como manejaron una hora hasta la frontera Venezolana, donde escucharon que había un puesto de salud, pero no encontraron nada. Fueron de pueblo a pueblo buscando cualquier tipo de ayuda médica. Fueron a Venezuela porque ya sabían que el hospital más cercano en Colombia quedaba en la cabecera del departamento, Cúcuta, a más de 10 horas de distancia. Además, la carretera de Caño Tomás a Cúcuta está en condiciones pésimas. Pero al fin de cuentas, también las instalaciones médicas Venezolanas estaban demasiado lejos.
Ya eran las nueve de la noche cuando finalmente llegaron a la ciudad El Machiques, Venezuela y el Hospital Virgen del Carmen. José Albeiro ya había fallecido hace casi dos horas y media. Los doctores en el hospital lo examinaron, confirmando que había muerto de un trauma craneoencefálico y pérdida de sangre. Antonio Fernández dice que preguntaron porqué nadie había prestado primeros auxilios.
El día seguiente la familia sufrida regresó a Colombia, pasando por Caño Tomás y el Campamento refugio humanitario, el cuerpo hinchado de José encima de una caja de cartón extendido en la parte de atrás del carro. En el campamento, las comunidades, los campesinos, los periodistas, los voluntarios, recogieron dinero para ayudar con los costos del funeral. Era un luto comunal y compartido, no sólo por la muerte de José Albeiro, sino por todos los campesinos del Catatumbo, aislados y abandonados por el Estado Colombiano.