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Declarado Campamento Refugio Humanitario en el Catatumbo

13.06.09

por Eva Lewis
International Peace Observatory

En una acto de resistencia pacífica, más de 200 campesinos de la región del Catatumbo (Colombia) se han congregado en un campamento refugio humanitario.
Esta acción, organizada por la Asociación Campesina del Catatumbo (ASCAMCAT), es un acto de protesta en contra de la multitud de continuos abusos por parte del gobierno, como las recientes fumigaciones aéreas en la región con el venenoso e internacionalmente prohibido glifosato.
El campamento, que se fundó el 29 de abril de 2009 en la pequeña vereda de CañoTomás, crece continuamente mientras van llegando más y más hombres, mujeres y niños de todo el Catatumbo. Dicen que permanecerán allí el tiempo que sea necesario para que el gobierno negocie con ellos.


Territorio de Paz

Exigiendo el fin al abandono y la represión

Llegar al campamento lleva una jornada. Del pueblo más cercano, La Gabarra, hay que circular tres horas por una carretera que parece más un caño seco que una vía de paso. La vía atraviesa varias casas abandonadas y veredas casi vacías. Mucha de la población de este área todavía no ha regresado después de haber sido desplazada a causa de la violencia paramilitar que asoló la región del año 1999 al 2005. Aquellos que han vuelto encuentran muchas otras dificultades para sobrevivir además del estado pésimo de las carreteras. Esta es una zona muy abandonada por el Estado. En la mayoría de comunidades no hay escuelas o, si las hay, están abandonadas sin profesores. En Caño Tomás, el hospital más cercano está a seis horas de camino, en Venezuela.
La decisión de hacer el campamento refugio humanitario es una respuesta a esta falta de inversión social, así como a la campaña de fumigaciones para eliminar los cultivos de coca que está causando el desplazamiento masivo en la region.

La mayoría de los campesinos del Catatumbo siembran coca para hacer la base de la cocaína. El coste de transportar cualquier tipo de mercancía por las largas y malas carreteras hace que la coca sea el único cultivo económicamente rentable para los dueños de pequeñas fincas. En abril el gobierno empezó con las extensas fumigaciones y la erradicación manual de los cultivos de coca, pero todavía no han propuesto ningún plan de substitución de cultivos. Además, los químicos venenosos que utilizan para fumigar no eliminan solamente la coca, sino que contaminan indiscriminadamente, envenenando los ríos y caños, matando los cultivos de pan coger que los residentes de la región necesitan para sobrevivir. Estas son las principales razones por las cuales ASCAMCAT estableció el campamento refugio humanitario, pero no son las únicas.

Tal y como explica el comunicado de prensa oficial de ASCAMCAT: “hemos manifestado la voluntad de dialogar y concertar con el gobierno una propuesta real de sustitución de los cultivos, por el respeto de los derechos humanos y una vida rural digna, pero la única respuesta recibida siempre ha sido la violencia estatal”. Los llamados falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, los continuos allanamientos ilegales por parte de las fuerzas públicas, las detenciones ilegales o la judicialización de los campesinos son algunos ejemplos de cómo esta violencia estatal se ha presentado recientemente.
Los y las participantes en el campamento refugio humanitario esperan que esta acción de disensión no resulte en más violencia estatal. Por esta razón, el campamento ha sido acompañado desde su inicio por observadores internacionales de derechos humanos del Observatorio Internacional de Paz (IPO) que ha venido acompañando a ASCAMCAT desde su creación en el 2005.

Antes de que naciera ASCAMCAT las comunidades del Catatumbo manifestaron su descontento tomando las calles de la cabecera departamental, Cúcuta. Aunque estas protestas obtuvieron ciertas concesiones por parte del gobierno, le siguieron las incursiones violentas de los paramilitares y no lograron cambios duraderos en la política gubernamental. El campamento refugio humanitario es la nueva forma de protesta. Es un espacio que los campesinos han declarado “territorio de paz” donde no se permite la entrada de ningún grupo armado. También es una forma de que las comunidades rurales puedan exigir una respuesta del gobierno sin tener que viajar a la ciudad, donde los paramilitares supuestamente demobilizados se han agrupado de nuevo y están ejerciendo un control social y político. Como explica Pablo Téllez de ASCAMCAT: “desde aquí vamos a proponerle al Gobierno que venga a la región a mirar la situación.” Esto podría tomar mucho tiempo, pero los campesinos en el refugio están dispuestos a esperar un buen rato.

Construyendo un Movimiento

En estos momentos hay ocho veredas participando: Morro Frío, La India, El Suspiro, Caño Mariela, Caño Azul, Caño Escondido, Cooperativa Sapadhana y Caño Tomás. Cada comunidad se ha dividido en delegaciones que participan en el campamento rotando cada ocho o quince días. Las primeras personas que llegaron al sitio escogido para el campamento encontraron poca infraestructura. Además de selva espesa y un caño bajito, tan solo había una casa vieja sin techo y con huecos de balas visibles en las paredes, abandonada hace unos años después de haber sido quemada por los paramilitares. Pero esto no les desanimó y desde el momento en que llegaron la gente se pudo a trabajar.
Arrancaron botando monte con sus machetes. La primera semana hicieron tres construcciones de madera con techos de plástico, llamados cambuches, para extender sus hamacas para dormir. En seguida hicieron una cocina grande, un cambuche para reuniones, lavaderos en el caño y otros cambuches más para dormir. Además construyeron un techo para la casa abandonada y cavaron unos huecos para letrinas.


construyendo casitas

Las condiciones del campamento no son fáciles. La comida, que es provista por las ocho comunidades, es limitada, variando entre diferentes combinaciones de arroz, yuca, plátano hervido y carne de res. La tierra no esta irrigada y cuando llueve mucho, el agua entra en los cambuches. En una ocasión las lluvias hicieron crecer el caño tanto que se llevó los lavaderos que se habían construido. Pero el compromiso de los y las participantes no ha flaqueado. Cuando el río se llevó los lavaderos, simplemente se construyeron otros.

Todos los días amanecen a las 5:30 de la mañana. Las comunidades hacen turnos para cocinar y cada día le toca a un grupo diferente levantarse antes que los demás para preparar el desayuno. Mientras que ellos cocinan, las demás comunidades hacen aseo en el campamento, recogiendo y quemando basura y barriendo los cambuches. Después de desayunar se dividen en grupos de trabajo y continuan con proyectos como construir nuevos cambuches, botar monte o pintar pancartas. Al medio día sirven el almuerzo y la tarde normalmente la dedican al estudio.


voluntaria de IPO y campesinos pintan pancartas en el refugio

Por las tardes ASCAMCAT propone temas de discusión a los mismos grupos de trabajo de la mañana. Una vez cada grupo ya se ha reunido, el campamento entero se reune para presentar sus conclusiones y discutir los temas presentados. Estos temas se centran en las razones de la organización del campamento, la violencia del Estado colombiano y los efectos de las fumigaciones, incluyendo incluso temas como el calentamiento global, la cultura o la religión. Después hay tiempo libre: se sirve la cena, la gente baja al caño a bañarse y lavar ropa y las comunidades montan torneos de mini-fútbol. Por la noche hay una hora de cultura, en la que hay canciones o presentaciones de breves obras de teatro sobre familias desplazadas por las fumigaciones o inspiradas en las razones para participar en el campamento refugio humanitario. Después de esto, a las 8:30 todo el mundo está en sus hamacas, listos para dormir.


limpiando monte para construir un cuartito para cambiar de ropa

Los días son ordenados y productivos y llenos de un sentimiento de propósito. El propósito no es sólo negociar con el gobierno sino también unir las dispersas comunidades afectadas por las acciones del Estado. En Caño Tomás, personas de pequeñas veredas aisladas se han encontrado con gente que jamás hubieran tenido la oportunidad de conocer, gente de la misma región que ha vivido experiencias de violencia y abandono estatal parecido. Además, muchas personas que nunca tuvieron la oportunidad de estudiar formalmente, por primera vez en su vida han podido participar en discusiones organizadas sobre los asuntos que les afectan. Es una experiencia que muchos valoran bastante, aún si el gobierno no para las fumigaciones al fin.

El campamento sigue creciendo y fortaleciéndose cada día que pasa. El pasado 25 de mayo, periodistas de toda la nación lo visitaron para asistir a una rueda de prensa que se hizo ASCAMCAT y el 6 de junio una delegación de la gobernación departamental también lo visitó. Todavía queda por ver si el gobierno nacional lo tomará en cuenta. Pero mientras tanto, los campesinos del Catatumbo mantienen la esperanza.


limpiando monte para construir casas

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