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29.06.06
eltiempo.terra.com.co
El B-52 de la Fuerza Área de E.U. dejó a los asistentes a la III Feria Aeronáutica de Colombia con la boca abierta, pero sin poder verlo de cerca.
A las 12:15 del mediodía el bombardero apareció en el costado derecho de la pista del aeropuerto José María Córdova de Rionegro, en el oriente antioqueño.
Andrés Correa, un estudiante de aviación de 26 años, armado con su cámara digital, corría por todos lados buscando el mejor sitio para fotografiarlo.
No lo podía creer. En la pantalla de su cámara la imagen no cabía.
“Es enorme, parece un barco volador”, dijo Correa mientras clavaba su mirada en el B-52, el bombardero gigante de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que ayer dejó ver su poder en medio de la inauguración de la III Feria Aeronaútica de Colombia en el aeropuerto de Rionegro.
El avión, una mole de metal que se ha mantenido como símbolo del poderío aéreo norteamericano desde 1958 y que puede llevar en su interior 70 mil libras de bombas, minas y misiles, dejó a Correa y a los demás asistentes a la Feria con la boca abierta.
Sus 48,5 metros de largo y las alas, que alcanzan los 56,4 metros, casi tapaban el cielo despejado de Rionegro. El sonido de sus ocho motores, que generan velocidades de 780 kilómetros por hora, se hizo sentir entre los asistentes.
Pasados un momento, una sensación de incertidumbre invadió a los espectadores. – “¿No va a aterrizar?, se preguntaba un joven piloto de la Fuerza Aérea Colombiana. – “Espérate que va a dar la vuelta y luego aterriza”, decía confiado Julián Sierra, un profesor de la especialización en ingeniería aeronáutica de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
Efectivamente, al minuto el bombardero gigante volvió al terminal aéreo, sobrevoló un poco más cerca a los asistentes y luego se perdió entre las montañas mientras un soldado norteamericano, con un español algo enredado, pedía un aplauso a los asistentes y despedía al coloso del aire.
“Es una tristeza no poderlo tener cerca. Pero al menos lo vimos por unos minutos y sentimos todo ese poder que tiene. Ojalá y algún día pueda hasta volar esa cosa”, dijo Correa mientras revisaba su cámara digital para ver las fotos del B-52.
Según voceros de la embajada de Estados Unidos, el B-52 no tenía programado aterrizar en la pista de Rionegro sino sobrevolar el terminal aéreo como parte del espectáculo de la Feria Aeronáutica.
“Además, es la primera vez que viene a Colombia”, dijo el director de la Aerocivil, Fernando Sanclemente.
Un espectáculo aéreo
No obstante, tanto Correa como los demás espectadores pudieron observar otras naves norteamericanas que ‘pagaron la boleta’.
Un F-16 de la Fuerza Aérea de E.U., conocido como el Halcón Negro, hizo las delicias de los asistentes.
Como un avión de papel, el F-16 se elevó en el cielo de Rionegro, cayó en picada, voló boca abajo y hasta pasó a pocos metros de los asistentes que sintieron todo el poder de sus 2.164 kilómetros por hora.
Un espectáculo de paracaidistas y la exhibición de aviones Hércules, Tucanos y helicópteros Black Hawk cerraron la jornada e hicieron olvidar por un momento que el B-52 asombró pero no se dejó ver en tierra.
‘Un barco volador’
“Es enorme, parece un barco volador. Es una tristeza no tenerlo cerca, pero al menos lo vimos”
Andrés Correa, asistente a la Feria.
JUAN DAVID CORREA L.
Corresponsal de EL TIEMPO
MEDELLÍN