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16.09.12: Las polémicas capturas de miembros de Marcha Patriótica
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27.08.12: Ataques y amenazas contra la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos
29.12.11: Intento de traslado de cárcel al preso político y líder del MOVICE, David Ravelo.
28.07.13: Cierre de actividades de International Peace Observatory
30.05.13: Con irregularidades jurídicas y terror militar se pretende desplazar a la comunidad de Pitalito
21.05.13: El MOVICE apoya el retorno de la comunidad desplazada de Pitalito (Cesar)
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4.05.08
Entrar a la oficina de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC) en Barranca un jueves por la tarde y que te abra la puerta alguien a quien pocas horas antes estaba en la cárcel es, sin duda, de lo más emotivo. Poco importa que no nos conociéramos, la campaña nacional e internacional de apoyo a los presos de la organización hizo que Mario Martínez, Óscar Duque y Evaristo Mena fueran casi de la familia. Todo eran abrazos, felicitaciones, cariño y, sobre todo, el recuerdo de Andrés Gil, detenido el mismo día que ellos –que irá a juicio- y de los otros dos dirigentes encarcelados, Miguel Huepa y Ramiro Ortega –cuya investigación no ha finalizado-.
El noticiero regional avisaba de que eran las seis de la tarde y, sorpresa, abría con la noticia de la excarcelación de los miembros de la ACVC, que duró unos cinco minutos de televisión, todo un éxito teniendo en cuenta que implica que el Estado se equivocó al acusarles de rebelión y que estuvieron siete meses detenidos injustamente cuando se les tachó de guerrilleros.
“Han matado a gente a dos cuadras de la cárcel”
Mario Martínez recordaba cómo recibió la noticia de la puesta en libertad un día antes: “Eran las cinco de la tarde cuando nos llamaron a los tres y el notificador de la cárcel nos comunicó la libertad inmediata por preclusión de investigación”, es decir, que no había pruebas que les incriminaran. “Nos fuimos despacio, con tristeza, porque salíamos unos y otros se quedaban”. A las ocho salieron de la cárcel Modelo de Bucaramanga y una vez en la calle, para Mario, “la sensación era de alegría y, a la vez, de temor por la inseguridad porque han matado a gente a dos cuadras de la cárcel”.
Al llegar al día siguiente a la ACVC le esperaban su familia y sus compañeros, un momento que define como “una alegría total”. Atrás quedaba la bulla de 300 presos en tres pisos, las visitas familiares tras requisarles y desnudarles. “Uno se siente inútil en la cárcel porque no puede resolver, toca hacerlo desde fuera”, asegura. Por ello, al preguntarle qué es lo primero que piensa hacer ahora, no duda en responder: “Seguir con la organización y defender el derecho al territorio. El campesino depende de la tierra, ya sea del oro, la madera o la agricultura. Que viva en una región donde hay guerrilla no quiere decir que todo el campesinado sea guerrillero”.
Entusiasmados y tristes
A Óscar Duque la libertad también le cogió “por sorpresa” porque normalmente las notificaciones se dan por la mañana. “Estábamos relajados, esperando la hora de la alimentación cuando nos llamaron”, recuerda. “Uno se siente entusiasmado, pero también triste al saber que otros compañeros se quedan. Estamos muy preocupados por Andrés Gil, eso, no sé, me hace sentir mal y a la vez da fuerzas para seguir trabajando y lograr la libertad de los compañeros”.
Para Óscar Duque la llegada a la ACVC fue muy emocionante, no habían avisado, pero todos estaban pendientes esperando. “Primero vi a Carlos (el presidente), después a Álvaro (Manzano) y luego a los otros compañeros. Todos estaban muy contentos, nos transmitían sus felicitaciones. Mi recuerdo de hoy es el de un abrazo fraterno”. Y tras las primeras horas de explicaciones, entrevistas y recibimientos, un merecido descanso. A la pregunta de “¿Qué es lo que más le apetece hacer ahora?”, sonríe, piensa y dice “echarme un baño, dormir y jugar con mi hija”.
Dispuestos a seguir trabajando
Evaristo Mena coincide con Mario y Óscar en que hay cierta nostalgia por los compañeros que quedan presos. “Es una injusticia”, afirma, “en la cárcel lo más difícil es el proceder de la guardia, el trato es muy drástico, los alimentos son muy malos, están descompuestos, y aunque tengas cita para el médico igual te hacen volver otro día”. Desde la celda, Evaristo pensaba “en la organización, en el proceso que se estaba haciendo fuera, en las amenazas a los campesinos, los desalojos… Me preocupaba la situación del campesinado cuando salían a protestar para pedir nuestra libertad por el trato que podía recibir del Ejército Nacional”.
Una vez en la calle, Evaristo confiesa que sintió “angustia y lágrimas de alegría” sobre todo cuando vio que los niños también lloraban al verles y cuando conoció la notificación. La alegría se mezcla con “tristeza por Andrés”, probablemente el nombre más repetido en esos momentos. Por eso, pese al cansancio, Evaristo asegura que “si mañana mismo toca fortalecer el trabajo, yo estoy comprometido y capacitado”.
Líderes con la moral muy alta
Cuando los tres ‘mártires’ llamaron a la puerta de la ACVC, su presidente, Carlos Martínez, les abrió y les recibió con abrazos y felicitaciones. Cuando les detuvieron en septiembre y se ordenó orden de búsqueda y captura para los 18 dirigentes de la ACVC, Carlos Martínez era un campesino con un único proyecto en mente, su cultivo de cacao, para el que ya había sembrado 500 árboles y le faltaban otros 500. El intento de decapitar a la ACVC hizo que la comunidad se organizase y él mismo salió de presidente. “No hubo mucho tiempo, la necesidad apremiaba. Me tocó hacer un alto en el camino y decidirme a asumir la responsabilidad de continuar con el trabajo de la ACVC. No podíamos dejar tirado un trabajo de tantos años defendiendo el derecho a la vida y el derecho a vivir en una tierra que nos pertenece”. Por esto, tras conocer la noticia de los primeros tres excarcelados aseguró sentirse “animado y con la moral muy alta, trabajando con los compañeros y las compañeras, reclamando con insistencia, decisión y seguridad una Zona de Reserva Campesina. Es una injusticia que se acuse a la organización cuando todo lo que hacemos es por la dignidad de los campesinos de la región. Es una alegría tener a tres de ellos nuevamente libres, eso nos alienta y esperamos que en un futuro no muy lejano el resto también estén libres”. Por si hubiera dudas, Carlos Martínez no se cansa de repetir que los miembros de la ACVC “nunca llevan armas, ni uniformes, ni dan orientaciones a uno u otro grupo en ningún momento. Acusarlos es un trabajo mal intencionado al que el Estado, a través de las fuerzas militares, hace juego, con esta persecución política, judiciadizando a la ACVC y a sus líderes”.
Reflexión en los momentos difíciles
Álvaro Manzano, otro de los líderes de la ACVC, tuvo mucho que ver con el trabajo desde el exterior. Sabe por lo que están pasando sus compañeros porque sufrió un proceso similar, también le encarcelaron y le soltaron por falta de pruebas.
“Conozco a fondo los montajes que se han venido haciendo por falsos testigos que ha utilizado la fuerza pública, como desertores de la guerrilla, desmovilizados de las autodefensas y también algunas personas civiles que se presentan como desertores y son informantes porque la fuerza pública les asigna el sueldo”. Remarcó que “en 2005 el coronel Castillo me dijo que había venido al Magdalena Medio a acabar con la ACVC porque era el brazo político de las FARC, cosa que es mentira”. A Álvaro le ofrecieron un millón de pesos, un salario de por vida, nueva identidad y un nuevo lugar donde vivir para él y su familia. A cambio, debía decirles dónde se escondía la guerrilla y señalar a compañeros de la ACVC. Ante situaciones de este tipo, Álvaro da a los prisioneros “un mensaje de solidaridad, fortaleza, mente fría, talento y reflexión en los momentos difíciles”, sin olvidarse de ayudar económica y moralmente a los familiares, así como de recorrer embajadas y organismos varios en busca de apoyos nacionales e internacionales.
Álvaro es metódico. Cuando supo de la puesta en libertad de Mario, Óscar y Evaristo, se preocupó por las condiciones de seguridad en el camino. Ahora recomienda no bajar la guardia: “Les dejan en libertad, pero la persecución no va a parar de la noche a la mañana”.