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Indígenas de Colombia invanden tierras y piden reforma

9.12.05

Por Luis Jaime Acosta

CALOTO, Colombia (Reuters) – Un niño indígena sostiene entre sus manos un cilindro de gas lacrimógeno, mientras dos jóvenes escuchan radio sentadas sobre un tronco de madera y otros adultos armados con garrotes y machetes vigilan desde la cima de un cerro el movimiento de varios policías.

Todos son integrantes de la comunidad indígena Nasa que invadió hace ocho semanas la Hacienda Japio, ubicada en las afueras del pueblo de Caloto, Cauca, 300 kilómetros al suroeste de Bogotá.

Los policías colombianos expertos en combatir el narcotráfico y la guerrilla izquierdista, no lograron desalojarlos de las tierras que invadieron.

Pero la invasión de la Hacienda Japio, de 900 hectáreas y considerada como un monumento nacional debido a que sirvió de refugio y cuartel al Libertador Simón Bolívar, es solo uno de los 19 predios, que suman 4.000 hectáreas, actualmente ocupados por 2.000 indígenas en el Cauca.

Los indígenas, que reclaman al gobierno nacional una reforma agraria y la entrega de 218.000 hectáreas de las que denominan sus “tierras ancestrales,” resistieron los intentos de desalojo de la policía en medio de los que se registraron violentos enfrentamientos con piedra y con gases lacrimógenos.

De acuerdo con el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), los enfrentamientos dejaron un muerto a bala y 100 heridos, principalmente por golpes.

“Lo que estamos planteando es que liberemos a la madre tierra “mama kiwe” de ese ejercicio de conseguir y acumular riqueza a costa de exprimir e ir matando la tierra que nos da la vida,” dijo Geovanny Yule, un líder de piel morena, estatura media y marcados rasgos indígenas en su rostro.

Con su bastón de mando en las manos, una mochila colgando de su hombro derecho y un sombrero de paja sobre su cabeza, Yule, de 37 años, observa desde el cerro una inmensa planicie verde en donde varias vacas pastan tranquilamente bajo el sol.

Los enfrentamientos entre indígenas y la policía y las invasiones causaron sorpresa ya que estas comunidades son conocidas por sus medios pacíficos, pese a que han sido agredidas por la guerrilla izquierdista, los paramilitares de ultraderecha y las fuerzas armadas, en medio del conflicto interno de más 41 años.

RESISTENCIA CIVIL

Desde hace unos cinco años los pueblos indígenas del Cauca se declararon en resistencia civil, formaron escudos humanos y con cánticos y armados con sus bastones de mando impidieron asaltos de la guerrilla a sus pueblos, mientras que en otras ocasiones forzaron a los rebeldes a liberar secuestrados.

Pero a diferencia de otros países como Ecuador y Bolivia en donde los indígenas tienen una considerable población y han participado en protestas que terminaron en derrocamientos o renuncias de presidentes, en Colombia son una minoría que representa el dos por ciento del total de la población.

Después de las violentas batallas a campo abierto, desde hace tres semanas se registra una tregua no declarada entre indígenas y policías.

En la misma Hacienda Japio, un centenar de policías tiene campamentos en otros cerros desde los que también vigilan a los indígenas, pero sin intentar desalojos por la fuerza.

De acuerdo con estadísticas del CRIC en el departamento del Cauca existen más de tres millones de hectáreas pero solo 544.901 están en poder de los indígenas, es decir un 18 por ciento, mientras que un porcentaje superior está en poder de terratenientes.

Los indígenas aseguran que de las tierras que poseen, sólo 174.375 hectáreas tienen condiciones medias para la agricultura porque el resto son páramos y montañas estériles a donde fueron desplazados después de ser dueños de los mejores territorios.

Los líderes de la protesta insisten en que se requieren 218.000 hectáreas para que 270.000 personas de siete pueblos indígenas, que suman 55.000 familias, puedan vivir dignamente ante el crecimiento de su población en los últimos años.

Sin embargo, el gobernador del departamento del Cauca, Juan José Chaux, quien en un principio dijo que defendería a toda costa la propiedad privada, aseguró que en la región en disputa existen 1,6 millones de hectáreas y que los indígenas son dueños de 751.000, un 47 por ciento.

NO ES TERRITORIO FEUDAL

Chaux negó que el Cauca sea un territorio feudal con grandes extensiones de tierra en poder de pocos propietarios que las usan para acumular riqueza y denunció que existe un conflicto de los indígenas con las comunidades campesinas y de raza negra, versión que niegan los aborígenes.

“No podemos seguir viendo al Cauca como un departamento feudal, como un departamento en donde se persigue inmisericorde e implacablemente a los pueblos indígenas,” afirmó.

“Tenemos que ver al Cauca como un departamento donde los pueblos indígenas no fueron aniquilados como presuntamente ocurrió en otras regiones de Colombia,” agregó.

Colombia, con 44 millones de habitantes, tiene 85 etnias con alrededor de un millón de indígenas y de acuerdo a Naciones Unidas enfrentan el riesgo de extinción como consecuencia del conflicto en medio del cual son obligados a huir.

Según cifras de la Organización Nacional Indígena de Colombia en lo que va del 2005 al menos 70 de sus integrantes han sido asesinados por los diferentes actores del conflicto.

Pero el problema de la tierra no es exclusivo del Cauca. La Contraloría General denunció en junio que los narcotraficantes, la guerrilla y los paramilitares controlan un millón de hectáreas en toda Colombia, un cinco por ciento de las tierras potencialmente explotables.

Los indígenas comenzaron las invasiones el 12 de octubre, en el aniversario del descubrimiento de América, presionados por los incumplimientos de los gobiernos de turno a acuerdos firmados en 1971 y en años posteriores.

“La consignan es resistir todo el tiempo que sea necesario. El objetivo es la tierra y hasta que no se logre, de aquí no nos movemos (...) aún a costo de la propia vida,” dijo Sinforoso Bompa, un indígena de 40 años, mientras descansaba en un escondite construido sobre suelo, cubierto con un plástico negro y al lado de su machete.

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