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Muerte y Montaje en el Nordeste Antioqueño

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17.12.05

International Peace Observatory
info@peaceobservatory.org
www.peaceobservatory.org

En los días siguientes al 7 de agosto, 2005, empezaron a llegarse informes al International Peace Observatory (IPO) sobre el asesinato del campesino Luís Sigifredo Castaño Patiño, humilde trabajador y líder de CAHUCOPANA (organización campesina acompañada por IPO); según contaron los campesinos de la región a voluntarios de IPO, el Sr. Castaño fue ultimado por tropas del Batallón Calibio de la Brigada 14a del ejército nacional de Colombia. Este batallón ha sido repetidamente denunciado por campesinos del Magdalena Medio y varias organizaciones de derechos humanos por los atropellos cometidos contra la población civil y su estrategia paramilitar. La manera en que fue muerto el Sr. Castaño – cariñosamente conocido por el apodo “Bocamamita” – refleja el viejo modus operandi del ejército en su lucha contrainsurgente: la tropa llegó a la casa de civil, lo llevaron a un pedazo de monte, lo vistieron en camuflaje, y lo mataron en una lluvia de balas, afirmando que habían dado de baja a un guerrillero en combates. Presentados con los hechos en una rueda de prensa, los periodistas optaron por acompañar la muerte indigna del Sr. Castaño con el silencio, que resonaba más duro que las balas.
Dos meses después, el 13 de octubre, casi se repetió el escenario. El mismo Batallón Calibio, a menos de una hora de donde mataron a ‘Bocamamita’, pretendió asesinar a otro campesino. Esta vez, no pudieron llevar a cabo su siniestro montaje. La llegada a sorpresa de voluntarios de IPO a la finca del campesino (donde los soldados “de la patria” desarrollaban sus actividades) logró impedir que la tropa, encabezada por los sargentos Blanquiceth y Setina, degollara al campesino. Los miembros del Batallón se mostraron sorprendidos y nerviosos con nuestra llegada, y insistieron en que el campesino dijera que no le iban a hacer nada. Pero la verdad del plan fue descubierta una semana después, cuando IPO pudo entrevistar al campesino, quien dijo que le habían dicho que si no “se reinsertaba”, lo iban a matar como mataron al Sr. Castaño y que andaban con unos cuatro paramilitares. (El valiente campesino ha declarado que va a denunciar estos acontecimientos a la Fiscalía y otros organismos de control; para información actualizada sobre este caso, comunicarse con IPO).
Estos casos no son aislados en la panorama del conflicto interno colombiano. De hecho, se están volviendo cada día más comunes. Bajo la presión de mostrar los resultados de la política uribista de “Seguridad Democrática,” el ejército está aumentando su ataque contra la población. ¿Los resultados? Los arrestos a decenas de líderes sociales en el Cauca. Amenazas del ejército contra campesinos que han denunciado el Plan Patriota en Guaviare, Meta y Caquetá. En Cajamarca (Tolima), la masacre el 10 de abril del 2004 de cinco civiles – entre ellos, 4 menores de edad – perpetrada por el ejército. En Bogotá, el primero de mayo de 2005, la muerte de un jóven manifestante a manos de la policía. En Arauca, el 5 de agosto de 2004, el ejército asesinó a sangre fría a tres sindicalistas. La masacre de San José de Apartadó: ocho víctimas – 4 menores de edad – descuartizadas por el ejército el 21 de febrero del 2005.
Lo triste es que nadie le cree al campesino. Las atrocidades, mentiras, atropellos y montajes que han sido denunciados caen en oídos sordos, pero han sucedido, están sucediendo todos los días. Es urgente que la comunidad internacional se pronuncie frente a estos hechos, y deslegitime los planes de reinserción, la creciente ‘red de informantes’, y la política de ‘Seguridad Democrática’ que Uribe pretende imponer sobre la población. Les invitamos a que vengan a conocer la realidad del campo colombiano y acompañar a los procesos sociales en la región del Nordeste Antioqueño y otras partes del país.

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