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19.12.05
El Nuevo Herald/
Associated Press
BOGOTA – Las autoridades se empeñan el lunes en recuperar el control en una zona del oeste de Colombia en donde una ofensiva de los principales grupos guerrilleros dejó ocho policías muertos y 30 secuestrados.
El presidente Alvaro Uribe dijo el lunes que el ataque se produjo que “un pueblo minúsculo en plena selva, a donde había entrado la policía para taponar ese corredor de la delincuencia… ese había sido un paraíso de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)”.
Sin embargo, afirmó a periodistas que “estamos recuperando la institucionalidad”.
El comandante de las fuerzas armadas, Carlos Alberto Ospina, consideró la región como “importante para las comunicaciones entre el interior y el océano y es un corredor importante para la entrada de materiales y por eso tiene gran importancia”.
La ofensiva se produjo el sábado, cuando más de 500 insurgentes arremetieron contra el caserío de San Marino, en Chocó, a unos 275 kilómetros al oeste de Bogotá. Cientos de soldados rastrean las selvas circundantes en busca del grupo de policías secuestrados.
El ministro de Interior, Sabas Pretelt, expresó que el secuestro tiene el fin de “sacar a sus guerrilleros de la cárcel”.
Germán García, el alcalde de Bagadó, el municipio al que pertenece la población atacada, declaró a la AP el lunes que en ese lugar no existió estación de policía hasta en marzo, cuando destacaron 60 policías para cuidar a unos 650 pobladores, mayormente negros e indígenas.
El edil opinó que recuperar el control de la zona “sería muy complicado”.
Los testigos hablaron de la presencia de guerrilleros tanto de las FARC como del Ejército de Liberación Nacional (ELN), manifestó el alcalde.
Uno de los policías que participó en el combate y que salió herido de una pierna, Alex Misa, declaró a la emisora RCN el lunes que “nos rodearon bastantes, como 800, con bastante armamento, morteros, M-60, ametralladoras, nos defendimos hasta donde pudimos”.
“Yo estaba ubicado en el cerro y ahí cayeron cinco… a los heridos nos dijeron que nos fuéramos porque no podíamos caminar, nos perdonaron la vida”, relató.
El ELN, que en Cuba desarrolla un diálogo con el gobierno para explorar las posibilidades de negociar la paz, expresó que lo ocurrido no afecta los acercamientos que llevan a cabo.
El vocero de esa guerrilla, Antonio García, calificó, en declaraciones a radio RCN desde La Habana, como “un enfrentamiento, un hecho de violencia o una injusticia que hacen parte de la cotidianidad de la realidad colombiana”.
Otras acciones rebeldes se han registrado en los últimas horas en el país, que incluyen el derribo de dos torres eléctricas que dejaron sin energía a buena parte del departamento del Norte de Santander, lugar en donde explotó un carro bomba el fin de semana.
El Defensor del Pueblo, Volmar Pérez, clamó a las guerrillas que concedan “una tregua navideña”.
La ofensiva ocurre cuando, aparte de los diálogos con el ELN, el gobierno espera una respuesta de las FARC para negociar un acuerdo humanitario para intercambiar a 59 personalidades en poder de los rebeldes por cientos de guerrilleros presos.
Las FARC y el ELN tienen 41 años de trayectoria en la lucha armada en Colombia, un conflicto que deja alrededor de 3.000 muertos anualmente.