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8.09.07
El pueblo indígena Wayúu, asentado en el casi desértico departamento colombiano de La Guajira, ha sido sometido por los paramilitares a una “guerra silenciosa” que deja más de 200 muertos, la mayoría de ellos en los cinco últimos años, denunciaron hoy fuentes de una alianza de mujeres aborígenes.
La casi mitad de las víctimas (94) pertenecían a comunidades aborígenes establecidas en Maicao, localidad comercial en la frontera norte con Venezuela, según lo documentado por la S ts in Jiyeyu Wayúu o Fuerza de Mujeres Wayúu (SJW, por su sigla en la lengua del mismo nombre) en una reveladora compilación presentada en Bogotá.
La SJW fue creada hace casi cinco años, y es una alianza de siete asociaciones aborígenes que representan a más de sesenta comunidades de base, entre ellas las de autoridades tradicionales y de cabildos.
El volumen lleva el título “Desde el desierto. Notas sobre paramilitares y violencia en territorio wayúu de la Media Guajira” y fue preparado por la secretaria general del Cabildo Wayúu Nó na de Campamento y también portavoz de la SJW, Karmen Ramírez Boscán.
“Es una compilación de escritos, crónicas, testimonios y, lo más importante, creo, es una triste lista de wayúus que han sido asesinados”, dijo a Efe la responsable del volumen, editado con la ayuda del Fondo Global de Mujeres y la Asociación italiana A Sud.
La líder dijo que la obra aborda un proceso al que todos los días “se suma más gente y también, infortunada y dolorosamente, más nombres a esa larga lista (de víctimas)” de la comunidad Wayúu, compuesta por unos 300 000 indígenas.
Los paramilitares llegaron en 1998 al territorio de los wayúus, con facciones del Bloque Norte (BN) de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización que desarmó a más de 31 000 ultraderechistas en virtud de un proceso de paz con el gobierno del presidente lvaro Uribe que terminó a mediados de 2006.
La presencia paramilitar se dio de manera solapada y, en un principio, se dijo en el Ejecutivo que el conflicto en La Guajira se derivaba de “peleas entre clanes”, recordó Karmen Ramírez, diseñadora gráfica que en 2006 viajó a Ginebra, becada por la ONU, dentro de un programa de estudios para pueblos indígenas.
Esa supuesta explicación del conflicto fue recogida por Uribe, cuando la ley wayúu “tiene códigos de honor y de guerra muy estrictos, en los cuales no se involucran las mujeres ni los niños, pero sobre todo se defiende el territorio”, advirtió la líder.
Con esta alusión, Karmen Ramírez subrayó que la guerra lanzada por los paramilitares ha dejado también como víctimas a mujeres y niños, y ha causado, asimismo, desapariciones y desplazamientos forzados.
Los espacios que dejaron las AUC han sido copados por el llamado grupo guilas Negras, lo que ha mantenido vigente la “guerra silenciosa”, que, apuntó la líder, se recrudeció desde finales de 2002, “en pleno cese de hostilidades, en pleno proceso de paz” del Ejecutivo con la antigua organización.
Es una presencia que causa más “dolores y penas”, y prolonga la crisis en el territorio aborigen, dijo la portavoz de la SJW, que ahora se propone realizar un censo de la población desplazados.
“No hemos podido establecer el número de desplazados”, admitió la líder, quien señaló que los desarraigados no sólo han viajado a Bogotá o ciudades de la costa norte, sino que se han desplazado a localidades venezolanas como las de Machiques, Valencia o Maracaibo, y la misma capital del país vecino, Caracas.
Fuente: El comercio.com, 8 de septiembre de 2007
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=135078&id_seccion=5