
IPO es una organización de acompañamiento internacional e información en Colombia, en solidaridad con organizaciones en resistencia no violenta.
4.06.08: Visita a España en el marco de la campaña internacional de solidaridad con la ACVC
31.05.08: Antioquia, nuevos maltratos del batallón Calibío contra la población civil
28.05.08: “Limpiar y mantener”: falsos positivos y eliminación de la organización social
27.05.08: Conferencia de solidaridad con la ACVC en Ginebra, Suiza
27.05.08: Audiencia especial en el parlamento europeo sobre la persecución estatal a la ACVC
16.05.08: Celebramos la libertad de Ramiro Ortega, repudiamos juicio a Miguel González Huepa
15.05.08: Sobrevivientes de masacre en Ecuador: Uribe acabó con esperanzas de miles de colombianos
14.05.08: Oposición colombiana acusa a Uribe de extraditar paramilitares para salvar a políticos
13.05.08: Jefe paramilitar asegura que todas las bananeras les pagaron ''impuestos'' a las AUC
28.07.13: Cierre de actividades de International Peace Observatory
30.05.13: Con irregularidades jurídicas y terror militar se pretende desplazar a la comunidad de Pitalito
21.05.13: El MOVICE apoya el retorno de la comunidad desplazada de Pitalito (Cesar)
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8.10.05
PUERTO MATILDE: LA HOJA DEL BUEN TRATO
El día 18 de septiembre la Junta de Acción Comunal de Puerto Matilde convocó una reunión extraordinaria en el local que la gente de la vereda conoce con el nombre de “La Caseta”, para discutir sobre algunos asuntos internos a la comunidad. Casi al término de la sesión el Sargento Polo, del Batallón Plan Especial Vial y Energetico nº7, entró a “La Caseta”, interrumpiendo la reunión y pidiendo permiso para hablar con la comunidad.
El Sargento explicó que el mismo día había recibido una comunicación de sus superiores, según la cual la Comunidad de Puerto Matilde había presentado una denuncia en contra suya y de sus tropas. El Sargento no supo referir la fecha de la presunta denuncia, ni las acusaciones concretas que se presentaban en contra de sus soldados. Sin dar ulteriores explicaciones y sin saber responder a las preguntas de la comunidad, que no tenía ningún tipo de conocimiento de la supuesta denuncia, el Sargento solicitó a los presentes para que firmaran una hoja en la que se certificaba que el Pelotón Calculadores nº 3, que había permanecido bajo su mando en la vereda de Puerto Matilde desde el día 29 de agosto hasta el día 18 de septiembre, había brindado un “buen trato” a la gente. Las firmas iban respaldadas por las huellas de los habitantes de la vereda que aceptaron cumplir con el pedido del Sargento.
Actualmente nadie tiene conocimiento de esta denuncia que fue mencionada por el Sargento Polo, aunque él sostenga que ya fue publicada en algunos medios de comunicación (no supo decir en cuáles). Lo cierto es que el Sargento Polo quiso tutelar su persona frente a cualquier problema que pueda darse en el futuro (aunque no es claro por qué deberían presentarse problemas si la presencia de los soldados tuvo, como afirma e Ejército, el objetivo de brindar protección y apoyo a la comunidad) y lo hizo con una ingerencia bien poco conveniente y legal en la vida comunitaria de Puerto Matilde.
El día 19 de septiembre todos los militares instalados en la vereda, tanto los soldados del Batallón Plan Vial y Energetico nº7, como aquellos del Batallón Calibio, que ingresaron a la vereda el día 14 y permanecieron juntos con las demás tropas durante cuatro días, salieron de Puerto Matilde. Su ausencia fue bien breve, ya que el día 20 el Ejército volvió a instalarse en la vereda, representado por las mismas tropas que antes: el Batallón Plan Vial y Energetico nº 7, bajo el mando del mismo Sargento Polo (aunque al parecer él no regresó a la vereda) y el Batallón Calibio, a las ordenes del Sargento Rivas, con coordinación entre los dos realizada por el Sargento Silva del Batallón Calibio.
Parece que pedir a las comunidades que suscriban la “hoja del buen trato”, presentada por los soldados, se está convirtiendo en una práctica común en las regiones donde los militares conviven con la población civil. Por usual que sea, este procedimiento no deja de resultar extraño: ¿no sería más lógico que fueran las tropas a hacer de garantes para la población civil en vez de que ocurra exactamente lo contrario? ¿La evaluación del comportamiento de las tropas no debería de ser una responsabilidad de los mandos Ejército más que de los civiles?