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El Catatumbo y la amenaza permanente de erradicación de coca

23.01.08

La situación en el Catatumbo se complica. Hace relativamente poco tiempo, el Segundo Mando de la Brigada 30 del ejército, el señor Alexander Gallego, comunicó a las organizaciones sociales campesinas su intención de erradicar definitivamente el cultivo de coca en la región, sin ofrecer ninguna alternativa al campesinado. La diferencia que caracteriza esta amenaza de las anteriores llevadas a cabo por distintas autoridades, es que en este caso se van a implementar dos brigadas nuevas del ejército (concretamente la Brigada XX y XXI), para cumplir supuestamente con este objetivo. Hay que tener en cuenta que la coca actualmente es la principal economía de subsistencia del campesinado, que se vio obligado a entrar en esta actividad ilegal a mediados de los años 80 por la desatención estatal y la manca de posibilidades de cultivar otros conreos menos rentables económicamente.

Las organizaciones sociales y campesinas han empezado a coordinar una posible respuesta a lo que consideran una nueva agresión al campesinado, pues saben muy bien que la única forma factible de terminar con el cultivo de coca es terminar con las razones socio-económicas que le dieron origen; rechazando en cualquier caso la militarización del territorio que no hace más que incrementar el grado de tensión y de violencia en el departamento. Solo hace falta mirar el nefasto efecto que ha tenido el desarrollo del famoso Plan Colombia, que en lugar de disminuir la cantidad de cocaína producida, ha logrado que como mucho esta se desplazara a otras regiones o incluso a otros países colindantes como Perú.

El incumplimiento por parte del gobierno del Plan Territorial firmado en 1998 seria motivación suficiente como para definir esta nueva ofensiva no tan solo como ilegítima sino también como ilegal. En aquel entonces, el mismo campesinado se comprometió a erradicar por él mismo la cocaína si el gobierno cumplía sus promesas de mejorar entre otras cuestiones las infraestructuras públicas o de asegurar el derecho a la vida y a la permanencia del territorio de los campesinos.

Lo que se esconde detrás de la erradicación

La gente del Catatumbo sabe bien que las verdaderas intenciones que se esconden detrás de la supuesta erradicación de la coca son la erradicación y desplazamiento del campesinado para permitir así que las multinacionales penetren sin problemas en la región. La riqueza de las tierras de la región, con gran cantidad de recursos naturales como minerales, agua y carbón y su importancia geoestratégica en tanto departamento colindante con la vecina Venezuela y sus reservas petroleras, son las razones que empujan al estado a prestar tanta atención a este territorio antaño totalmente olvidado. La presencia de estas empresas implica no solamente el desplazamiento forzado de miles de habitantes, sino que pone en peligro la ingente cantidad de especies animales y vegetales existentes, la biodiversidad. 23.000 hectáreas de terreno cultivable han caído en muy poco tiempo en las garras de las multinacionales. Ejemplo de lo que podría sobrevenir sería la posible apertura de un centro de extracción de carbón a cielo abierto, que intoxicaría las aguas y imposibilitaría su consumo a las comunidades afectadas. Por si esto fuera poco, el resto de aguas saludables puede que sean absorbidas por las multinacionales de este elemento, que están haciendo censos de los sitios exactos de dónde los habitantes están sacando este producto esencial con el fin de privatizarlo. Se tiene prevista además la construcción de una central hidroeléctrica con represa incluida. .

Supuesta acción humanitaria del ejército

Con la amenaza realizada por los mandos de la Brigada 30 del ejército se produce un fenómeno paradójico digno de resaltar. Se erigen como autoridades de la región, ya que estas declaraciones tendrían que ser expuestas por las autoridades locales de la misma y debatidas en su seno. El desarrollo y coordinación por parte de estos cuerpos armados de la denominada Acción Social (provinentes de las partidas del 20% del total de ayuda asistencial que ofrece el Plan Colombia, frente al 80% de apoyo a la militarización) no hace más que confirmar este hecho. Una acción social encaminada en muchos cosas a tareas sutiles de información, al lavado de la imagen de una institución ampliamente denunciada como es el ejército, al impulso de infraestructuras necesarias para la implementación de las multinacionales o al desarrollo de cultivos supuestamente alternativos que a menudo se han demostrado transgénicos y por lo tanto inservibles para el campesinado. El doble corredor de Tibú que se está vendiendo cómo una infraestructura elaborada para el beneficio del campesinado, pretende nada más ni nada menos que facilitar la extracción de carbón.

La Coca: un cultivo complejo y arraigado

Por entender la complejidad y el arraigo que tiene el cultivo de coca en regiones colombianas como el Catatumbo se tiene que comprender que de ella no solo viven los pequeños propietarios de terrenos dónde se han plantado. Transportistas, pequeños “científicos” encargados de hacer un primer procesamiento, obreros raspadores contratados para ello y mujeres encargadas del mantenimiento y la limpieza de los hogares de las veredas venidos de distintas partes del país,… son algunos de los actores que se benefician de este cultivo por manca de otras oportunidades con las que subsistir. Obviamente también ha favorecido en algún momento a los distintos actores armados de la región (incluidos los gubernamentales o para-gubernamentales) pero esto ha dependido sobretodo de quién controlara la zona. Los únicos que se han visto capaces de empezar a sustituir este cultivo por otros productos han sido los propietarios cercanos a vías de comunicación relativamente buenas, pues eso ha disminuido sus costes de distribución. Por el contrario, aquellos que viven a días de camino de una carretera o de unos medios de transporte dignos, se sienten obligados a vender sus productos por los mercados clandestinos, mucho más próximos a su localidad. Las ofertas gubernamentales de reocupar a los posibles cultivadores que abandonen la plantación de coca en empresas multinacionales no satisfacen ni mucho menos a los habitantes. En primer lugar por que esto supondría poner una soga en su propio cuello, puesto que ya hemos hablado de las consecuencias medio-ambientales y de dañamiento de la salubridad que supone la entrada de estas empresas. Pero también por que trabajar de campesino implica poder tener unos ritmos de producción propios de acuerdo a los intereses o a las necesidades del cultivador, mientras que un trabajo en una de estas empresas implicaría no solamente una disminución de la capacidad adquisitiva, sino también una mayor precariedad y sujeción a unos ritmos de producción impuestos.

¿Qué depara el futuro?

Queda por ver la capacidad de organización y de movilización del campesinado para hacer frente a esta nueva situación. Queda por ver también como se llevara a cabo el intento de erradicación de la planta. Según el señor Alexander Gallego se priorizara el arranque a mano o la quema de los cultivos. Esperamos que no se opte nuevamente por hacer fumigaciones indiscriminadas que vuelven las tierras inservibles y afectan a otros cultivos necesarios para la alimentación o que finalmente no se opte por hacer un bloqueo económico de la región. Deseamos también que la llegada de los dos nuevas Brigadas no guarde relación alguna con el rearme de los grupos paramilitares que se ha venido produciendo durante los últimos meses en el Catatumbo.

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