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20.12.06
Alfredo Molano Bravo
www.elespectador.com.co
Hace seis meses recorrí la frontera de Colombia con Ecuador a lo largo del río San Miguel, justamente donde ahora Uribe ha decidido reanudar las fumigaciones sobre los cultivos de “droga” (AUV) con glifosato, a menos de 100 metros del límite.
El presidente Alfredo Palacio y su sucesor, Rafael Correa, han considerado la medida un acto hostil inaceptable. Uribe ha ripostado declarando que, no importa lo que piense Ecuador, la fumigación es irreversible. La cosa es grave y tiene muchas patas. No es sólo la primera orden que se da en el marco del Plan Victoria que aspira a inmortalizar el nombre de nuestro balbuceante Ministro de Defensa, doctor Santos, sino un recibimiento y una advertencia a Correa, quien toma posesión en enero. Como es conocido, el nuevo presidente ecuatoriano se ha negado a clasificar a las Farc como terroristas y eso tiene aterrorizado al Gobierno colombiano. Más aún, Correa es un áspero crítico de la Base Aérea norteamericana de Manta, que en 2007 debe ser evacuada y devuelta a Ecuador.
Para justificar una eventual prolongación de la ocupación, su nuevo comandante, Javier Deluca, un alto oficial norteamericano que fue agregado militar en Colombia, declaró al diario El Expreso de Quito que el Puesto de Avanzada de Operaciones de E.U. (FLOP), o sea, la base aérea de Manta, “es muy importante dentro del Plan Colombia”. Y agregó con toda desfachatez: “Estamos muy bien ubicados para operar en esa área”. Por consiguiente, hay que concluir que los gringos están detrás de la orden de reanudar las fumigaciones y que Uribe es un mero alfil en la tácita advertencia que Washington le hace al nuevo gobierno. Correa lo entiende y anda por el sur — Chile, Argentina, Brasil — pidiendo respaldo contra las fumigaciones colombianas, porque sabe bien para dónde van. La intimidación preventiva gringa es clásica. Puede no estar lejano el día en que Uribe, haciendo como siempre el mandado, declare que Correa es una ficha de la subversión.
Uribe, que es un buen negociante, le saca provecho a la jugada: Da la orden de envenenar la frontera en momentos en que la crisis política que vive su gobierno debido a los estrechos vínculos de los narcotraficantes y de los paramilitares con los movimientos electorales que hicieron posible su reelección, se profundiza. La mayoría de los padres de la patria investigados por la Corte Suprema son del Partido de la U, o sea del ‘Uribesantismo’. Cuanto más se caliente la frontera y se crispen las relaciones con Quito, tanto mejor para el Presidente y su ministro de la U; tanto mejor también para Luis Carlos Restrepo, que tuvo que virar en redondo — como la U — y aceptar que por faltón, y ante la amenaza de que los Don Berna, Mancuso y Macaco hablaran claro, tuvo que aceptar el reversazo y devolverlos a La Ceja — o a un sitio de “mediana seguridad” — donde hablen, pero a media lengua.
Ecuador ha sufrido una larga serie de agresiones en los últimos años por parte de Colombia, pero en especial durante el mandato de Uribe. La gente que vive en la frontera — mucha de ella colombiana — tiene pruebas testimoniales con fecha, hora, sitio y modo, sobre los vuelos rasantes que han hecho aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana al sur del río San Miguel, y que no demoran en reanudarse, y sobre los cuales nuestra Canciller debe tener ya la nota de respuesta: fue un error involuntario. Como el morterazo militar que cayó hace unos meses en la región de Sardinata, o como el asesinato de un ciudadano ecuatoriano causado por un soldadito colombiano al hacer una requisa en Rumichaca.
Ecuador ha hecho todo lo posible por defender su frontera y Colombia no ha recibido una sola agresión. Por el contrario, acepta el millón y medio de compatriotas que trabaja — y hace de las suyas — en Santo Domingo de los Colorados o en Lago Agrio; la indisciplina de los 50.000 presos en sus cárceles. Ecuador ha denunciado mil veces el daño que el glifosato hace y ha llevado el caso a Naciones Unidas y terminará haciendo una demanda en la Corte de La Haya; ha acumulado estudios, evidencias, reflexiones sobre los letales efectos de la mezcla de glifosato al 46% + POEA + Cosmoflux 411F, utilizada por la Policía Antinarcóticos de Colombia en aguas, suelos y seres humanos — especialmente en mujeres embarazadas —.
Uribe, seguro del respaldo que le garantiza Washington en los organismos internacionales, nada rectifica, salvo el acuerdo con Ecuador de no fumigar una franja de 10 kilómetros a lo largo de la frontera, firmado en marzo de este año. En compensación, manda a la canciller Araújo a bolearle el pelo a Carrión, su homólogo. Quizá la burla no tenga un buen final. Se oye con insistencia la posibilidad de una Marcha de la Dignidad en defensa de la soberanía ecuatoriana, encabezada por el movimiento indígena y campesino (CONAI) contra el gobierno colombiano. Entonces la cosa ya no sería de notas protocolarias.