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26.02.07
www.cdpsanjose.org
La revista Semana, en su edición del 19 de febrero de 2007, bajo el título de “La diplomática de la Paz”, publicó un artículo elaborado por la periodista Gloria Gongote, en el cual se pretende deslegitimar y desacreditar a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, acudiendo a una serie de argucias perversas que la Comunidad de Paz no puede silenciar y por ello nos pronunciamos enérgicamente ante la comunidad nacional e internacional en rechazo a dicho artículo.
En primer lugar, Semana supone que la Comunidad mantiene una diplomacia exterior para desprestigiar al gobierno colombiano, interpretando de una manera malintencionada, quizás a la medida de sus propios principios y estilo, la enorme solidaridad internacional que ha despertado la injusticia y la violencia del gobierno contra una pequeña comunidad de campesinos masacrada incesantemente durante 10 años a causa de su decisión de no involucrarse en la guerra con ningún actor armado. Son las comunidades concientes, sensibles y solidarias de otros países las que invitan frecuentemente a diversos miembros de la comunidad a compartir su experiencia y sus sufrimientos.
En segundo lugar, semana acoge la tesis de que los padres y familiares de un persona son responsables de las opciones de esa persona. Doña Brígida González es una de las fundadoras de la Comunidad de Paz plenamente identificada con los principios que la inspiraron y el testimonio de su vida dentro de la Comunidad de Paz ha sido incuestionable. Utilizar la eventualidad de que alguno de sus hijos haya hecho opciones diferentes, es un argumento cuya perversidad salta a la vista: desprestigiar algo encomiable aduciendo alguna opción que haya hecho un pariente de los promotores de esa opción. Lo único que revela este tipo de argumento es la mala fe de los detractores.
La Comunidad de Paz de San José de Apartadó nació y se ha desarrollado en una zona de conflicto y uno de los grandes valores que ha tenido consiste precisamente en mostrar otra alternativa a la población civil, distinta de la de doblegarse a servir de instrumento a alguno de los actores armados. Muchos jóvenes que antes solo veían esa alternativa se han entusiasmado por la lucha civil, la cual de ninguna manera incluye la pasividad o el silenciamiento de los crímenes de Estado como parece insinuarlo Semana. La pertenencia a la Comunidad de Paz es plenamente libre compromete a la persona como tal y no a los miembros de su familia a no ser a los menores de edad. Es, pues, absurdo, fuera de injusto, acusar a una persona por lo que podrían haber hecho sus parientes adultos.
En tercer lugar, Semana acusa a los hijos de Doña Brígida de ser guerrilleros y las pruebas que utiliza las toma de fuentes militares. Se refiere a un supuesto computador que el ejército le habría decomisado a la guerrilla en un presunto combate. Durante casi dos años el ejército ha utilizado ese presunto computador para fabricar toda clase de pruebas y realizar todo tipo de montajes. Los esfuerzos de abogados para que dicho computador sea entregado a la fiscalía con el fin de que llene los mínimos requisitos de una prueba judicial, han sido inútiles. Pero aún más, en ningún sistema judicial del mundo sería válida una prueba tomada de un computador que ha estado expuesto a la manipulación durante tanto tiempo. Es, por demás, demasiado extraño y sospechoso que un medio como Semana, que frecuentemente publica montajes fotográficos y conoce a fondo la facilidad enorme con que en la técnica moderna se confeccionan, le dé credibilidad a una prueba tan inválida como esta.
Para abundar en su infamia contra la Comunidad, Semana añade otra prueba más inaceptable aún: el testimonio de una supuesta reinsertada de la guerrilla que dice haber visto cuando Doña Brígida habría ido con una hija inexistente a visitar a un hijo comandante, la misma que se atreve a afirmar que la masacre de febrero de 2005 contra 8 miembros de la Comunidad fue perpetrada por la guerrilla. La Comunidad tiene evidencia absoluta de que dicha masacre fue perpetrada por el ejército como también ha sufrido infinidad de veces los efectos de testimonios falsos presionados por miembros del ejército, que han tenido efectos dolorosos en la Comunidad. Es inexplicable que un medio como Semana no haya captado aún la estrategia de los falsos testimonios, muchas veces comprados, a pesar de su perversa generalización en el país.
La falsedad que colma todo el artículo de Semana se percibe también en su afirmación de que Elisenia, una hija de Doña Brígida, habría muerto en combate el 26 de diciembre de 2005. Ella no murió en ningún combate, que no existió en esa fecha sino en una horrenda masacre de 6 jóvenes que fueron asesinados mientras dormían. Semana parece también interesada en legitimar algún proceso judicial contra otro de los hijos de Doña Brígida, Juan Carlos, a quien la comunidad ha conocido desde hace años como un honesto trabajador rural que se gana el sustento para sus hijos a través de su trabajo.
La Comunidad de Paz rechaza enérgicamente esta campaña de desprestigio por parte de Semana como algo radicalmente perverso. En lugar de denunciar los más de 500 crímenes de lesa humanidad que han sido perpetrados por agentes del Estado así como los más de 170 asesinatos de integrantes de la Comunidad de Paz o personas cercanas a ella, trata de atacar a las víctimas con esta infame campaña. Nos preguntamos, por ejemplo, por qué semana no denuncia las torturas contra integrantes de la Comunidad perpetradas por la Brigada XVII, como la tortura a que sometió al joven Adrián Alonso Valderrama la semana anterior, en la vereda La Esperanza. No será que sus fuentes ordinarias de información están muy alejadas de las víctimas? Es difícil no percibir allí que Semana toma el partido de los victimarios y con los medios más deshonestos y bajos.
Ante esta nueva agresión, la Comunidad de Paz de San José de Apartadó pide a la comunidad internacional nuevos esfuerzos de solidaridad para detener toda esta dinámica de deslegitimación y de exterminio contra ella.
COMUNIDAD DE PAZ DE SAN JOSÉ DE APARTADÓ 21 de febrero de 2007
Comunidad de Paz de San José de Apartadó