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Colombia: La fuerza de las mujeres

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21.03.07

Colectivo MALOKA
Barcelona

A diario el estado colombiano gasta millones en la compra de armas y en el mantenimiento de sus ejércitos. La industria bélica mueve inmensas sumas de dinero gracias a los conflictos de países como Colombia, mientras que los megaproyectos requieren de un espacio y unos recursos naturales para llevarse a cabo. El paso siguiente, es el despojo y desplazamiento de comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas de sus territorios tradicionales. La guerra se territorializa a todos los niveles. Territorializa el cuerpo de las mujeres cuando las hace víctimas de violaciones sexuales, pero también cuando las desarraigan de sus lugares de origen y rompe los vínculos familiares y afectivos que las constituyen.

Dentro de la dinámica de la guerra las mujeres suelen lidiar con buena parte de los efectos y consecuencias. Son amenazadas, heridas, violadas, prostituidas; se les fuerza a abortar, se les marcan pautas corporales y de comportamiento, se les hace viudas, huérfanas, cabezas de familia; están obligadas a servir a unos y otros para luego ser asesinadas, detenidas o judicializadas. En otros casos, se les convierte en objetivo militar al ser presionadas por los actores armados para que se vinculen a sus filas; es difícil identificar la diferencia entre reclutamiento voluntario y forzado. Pero lo cierto es que muchas veces las mujeres jóvenes y los menores de edad deciden unirse a las filas de los grupos armados, debido a las graves condiciones de pobreza en que viven y a los altos índices de violencia en el interior de sus hogares.

A pesar de todo esto, las mujeres han estado presentes en el conflicto también desde una posición activa dando sostenimiento, liderando procesos de reconciliación. A través de experiencias de resistencia se han ido configurando formas asociativas propias e históricos procesos organizativos articulados a la acción política-social desde diferentes espacios, enfoques y líneas de trabajo que reiteradamente proponen y exigen una salida dialogada y pacífica a la guerra.

En Colombia las Organizaciones femeninas han desempeñado un papel vital en la configuración de alternativas no violentas y en la construcción de procesos de reconciliación nacional. Son muchas organizaciones formando un amplio y diverso espectro que nace, se deshace, divide, reconfigura y se mantiene día a día en medio del miedo, la impunidad y los intereses de aquellos para quienes la guerra sigue siendo negocio rentable.

A continuación, algunas de las muchas y valiosas Organizaciones y Movimientos de Mujeres en Colombia: ANMUCIC, La IMP, La Ruta Pacífica de las Mujeres, Movimiento de Mujeres contra la guerra, Mujeres Indígenas, Organización Femenina Popular.

ANMUCIC

Hace dos décadas, Leonora Castaño, una campesina colombiana de 47 años, encabezó la creación de ANMUCIC, Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de Colombia. Una organización gremial de género y servicio social, integrada en la actualidad por más de mil mujeres de todas las ideologías, credos, etnias y regiones del país. Todo comenzó con la reinvindicación del derecho de las mujeres campesinas a ser propietarias de la tierra y poseer una titularidad que hasta entonces era privilegio masculino. La iniciativa tuvo gran acogida entre las mujeres del mundo rural y fue tanta su fuerza que llego a lograr la modificación de leyes agrarias a favor de las mujeres.

Cuarenta años atrás, al iniciarse el proceso de reforma agraria, el índice de concentración de la tierra era de un 80 por ciento. Actualmente, como resultado de la guerra se vive un proceso de reconcentración de la tierra y de la riqueza que aumenta el índice a un 87 por ciento. Después de años de luchas campesinas, las familias deben abandonar lo que les pertenece y huir dejándolo todo. El legítimo derecho de propiedad de los más de tres millones de desplazados 79 por ciento mujeres, niños y niñas deja de existir y aparecen nuevos propietarios por la vía de la fuerza y la barbarie.

ANMUCIC trabaja por los derechos y en contra de la exclusión de las mujeres campesinas, negras e indígenas a través de distintos proyectos de capacitación en temas de salud, educación, autonomía económica y fortalecimiento del trabajo político a través de organizaciones. Desde hace unos años viene denunciando la grave crisis humanitaria ante instancias como Las Naciones Unidas y La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la vez que implementa proyectos de apoyo a las víctimas de la violencia y acompaña a las mujeres desplazadas junto con otras organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los derechos humanos.

A pesar de ser una Asociación reconocida nacional e internacionalmente por su labor, sus integrantes no han escapado a la violencia y la intimidación de los grupos armados. Particularmente los paramilitares se han ensañado en su contra. Siete mil mujeres de la organización han sido obligadas a abandonar sus tierras, 35 mujeres líderes han sido asesinas y otro tanto violadas, torturadas, perseguidas y amenazadas junto a sus familiares.

La IMP

En el 2000, la resolución 1325 de las Naciones Unidas, solicita a los Estados Miembros que fuesen actores de conflictos armados, prestar especial atención a los derechos de las mujeres así como a una mayor participación de las mismas en todos los procesos de prevención, decisión, manejo y resolución de conflictos.

Un año más tarde tiene lugar en Suecia la Conferencia de Mujeres Colombianas por la paz; a partir de aquí, la Iniciativa de Mujeres por la Paz (IMP) se constituye en un espacio de confluencia para algunas de las Organizaciones Femeninas y distintos sectores de la población civil.

Entre las acciones adelantadas por este movimiento se puede mencionar:

La Constituyente Emancipatoría de las mujeres en el 2002.

La Agenda de las Mujeres por la Paz.

La movilización Nacional de Mujeres contra la Guerra en el 2002 a la que concurrieron más de 40 mil mujeres de todo el país. Este acto se desarrollo en unión con la Ruta Pacífica de Mujeres, la Mesa de Concertación de Mujeres, la Red Nacional de Mujeres y la Organización Femenina Popular.

La marcha Nacional al Putumayo en contra de las fumigaciones, en unión con la Red Nacional de Mujeres, 2003.

El Encuentro Internacional de Mujeres contra la guerra celebrado en el 2004.

La “Mesa Nacional de Incidencia por el derecho a la vida, la verdad, la justicia y la reparación, con perspectiva de género”, a través de la cual el IMP pretende interpelar la negociación que el gobierno nacional adelanta con las AUC.

La actual Incidencia en la ley de Justicia y Paz, conjuntamente con “Mujeres en Alianza”.

La Ruta Pacífica de las Mujeres

En respuesta al llamado de las comunidades más afectadas por la violencia, surge una propuesta política feminista, pacifista y antimilitarista que propone alternativas dialogadas al conflicto armado. Se trata de la coalición de más de 320 organizaciones y grupos de mujeres localizados en Santander, Valle del Cauca, Risaralda, Cundinamarca, Putumayo, Antioquia, Choco y Cauca. Como acto fundacional, el 25 de Noviembre de 1996 día de la No violencia contra la mujer se movilizaron más de mil mujeres hasta el Urabá en el departamento de Antioquia. Desde entonces, cada año por la misma época se organizan movilizaciones a los diferentes focos del conflicto. Para La Ruta Pacífica, movilizarse significa paralizar en parte las acciones de los distintos actores, recuperar simbólicamente el territorio al crear un corredor humanitario y obtener la información que luego les servirá para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos y hacer visible el exterminio sistemático al que son sometidas las mujeres en Colombia.

Como herramienta de lucha complementaría a las movilizaciones, proponen una revisión y reconstrucción del lenguaje y de los símbolos que refuerzan la guerra. Una apuesta de empoderamiento simbólico contra el miedo, el terror y el silencio que imponen los actores armados a la población civil.

Los departamentos donde esta presente la organización, son zonas del país donde confluye un alto porcentaje de población perteneciente a comunidades Indígenas y Afrodescendientes. Se trata de lugares con una increíble riqueza natural e históricamente excluidos, ignorados y violentados por el Estado. El departamento del Choco vive una grave crisis humanitaria. Actualmente se esta perdiendo la titulación colectiva de los territorios ancestrales de las comunidades negras por la acción de los paramilitares y los intereses de las multinacionales que deforestan la selva para cultivar palma africana a gran escala. La Ruta Pacífica de las Mujeres acompaña y apoya a las familias, niños, niñas y madres cabeza de familia desplazadas, abogando por la construcción de una paz sostenible y sustentable que se base sinceramente en una memoria histórica que brinde verdad, justicia y reparación para los millones de colombianos que padecen la guerra.

http://www.rutapacifica.org.co/

Movimiento de Mujeres contra la guerra

Tras reunirse La Ruta Pacífica de las Mujeres, la Organización Femenina Popular OFP, El movimiento social de mujeres contra la guerra, el Movimiento popular de Mujeres MPM, Iniciativa de Mujeres por la Paz IMP y la Red de Mujeres Académicas, deciden articularse dentro de sus diferencias políticas para conformar entre todas El Movimiento de Mujeres contra la Guerra, con el firme propósito de decir al país y al mundo que las mujeres oponen acción política y social a la guerra. Esta voluntad inicial se plasma en el lanzamiento de una primera campaña por la desmilitarización y la Recuperación de la vida civil. Luego vendría la gran movilización del 25 de julio de 2002 donde participarían más de 40 mil mujeres procedentes de todos los rincones del territorio nacional. Las carreteras del país y las calles de Bogotá fueron tomadas y el NO ROTUNDO A LA GUERRA se escucho y planto como un deseo colectivo e inaplazable.

Mujeres Indígenas

Las mujeres indígenas encaran problemas enormes. Como la mayoría de las mujeres, han sido víctimas de la discriminación durante siglos. Pero como mujeres indígenas han sido objeto de una doble discriminación: por ser indígenas y por ser mujeres. Tras la conquista hubo un gran cambio en el papel que las mujeres juegan dentro de sus comunidades como resultado de la imposición de creencias judeo-cristianas donde la mujer es sinónimo de pecado. En algunos casos, se les relego a una posición secundaria, quebrándose la complementariedad tradicional de las funciones de los hombres y las mujeres. En su vida cotidiana, las mujeres indígenas enfrentan dificultades que se derivan de una educación deficiente o inexistente y de la falta de servicios tan básicos como la salud. Al mismo tiempo tienen el reto de adaptarse al ritmo cambiante de la sociedad sin perder las costumbres de sus pueblos. Muchas son hoy importantes líderes que enseñan a otras mujeres y hombres a mantener su identidad. Realizan importantes apuestas por la medicina tradicional, por la defensa y la protección de la biodiversidad, por el rescate de la sabiduría ancestral y por la continuidad de sus culturas originarias.

La estrategia indígena ha sido la de resistir en una lucha constante por no desaparecer. Históricamente han sobrevivido al exterminio y la discriminación étnica. Hoy esquivan al conflicto armado, al narcotráfico y la exclusión social. En este contexto son las mujeres las que sortean las dificultades del día a día, median en los conflictos interétnicos y dan voz de aliento a sus líderes. En cierta medida podría decirse que son la fuerza de sus comunidades para seguir adelante y que su papel como formadoras y constructoras de paz es tan esencial como entrañable

Con el tiempo, las mujeres indígenas han comenzado a constituirse como sujetos políticos, han transformado sus roles tradicionales para entrar a la esfera de la participación social. La guerra las ha presionado a convertirse en factores de cambio cultural, especialmente en lo que respecta a las desiguales relaciones de género aún vigentes en muchas de las comunidades. Hoy por hoy se puede decir que desempeñan un rol activo en la defensa de sus pueblos, no solo como mediadoras ante los actores armados, sino también como claras opositoras a sus violentos ejercicios de poder. Piden que se respeten sus derechos, su autonomía territorial y sus formas tradicionales de gobierno, así como el retorno de los líderes retenidos y de los hijos reclutados para la guerra.

Las mujeres indígenas no constituyen un movimiento u organización como tal. Insisten en que sus logros son fruto de un esfuerzo colectivo, una empresa de carácter comunitario que nace de todos y es para todos. Quizá por ello su labor como mediadoras dentro del conflicto armado no tiene reconocimiento social en el país. Pero eso no es lo relevante, lo importante es tener presente que en la medida en que las mujeres indígenas sean sujetos políticos más activos, tanto más serán blanco prioritario de esta guerra.

Mas información:

www.observatoriomujeresyderechos.org

www.nodo50.org/mujeresred/colombia.htm

www.peacewomen.org

Organización Femenina Popular

En los años sesenta, las precarias condiciones de vida de las mujeres de Barrancabermeja (departamento de Santander) dan pie a que la iglesia Católica presente en la ciudad cree programas de promoción para las amas de casa.

Dos décadas después, habiendo franqueado un camino de importantes luchas sociales, la Organización asume autonomía frente a la iglesia. A partir de entonces ha ido ganando territorio y manteniendo una fuerte incidencia social. Hasta el momento esta presente en la región del Magdalena Medio, municipios del sur de Bolívar y nordeste antioqueño, en Barrancabermeja y en sectores populares de ciudades como Cartagena, Neiva y Bogotá.

Se trata de más de cinco mil mujeres populares, desplazadas, amas de casa y jóvenes en busca del desarrollo integral de sus comunidades a través de la economía solidaria, la cultura, la educación y la salud. Actualmente cuentan con áreas de trabajo enfocadas en aspectos como seguridad alimentaría, vivienda digna, movimiento juvenil, formación, investigación y desplazamiento forzado.

El trabajo organizativo de la OFP tiene lugar en regiones donde históricamente el conflicto armado ha sido especialmente intenso e implacable con la población civil. Dentro del caótico contexto de la guerra, la organización ha promovido con insistencia el respeto por los Derechos Humanos y los Derechos de la Mujer. Ha creado la propuesta política del Movimiento social de mujeres contra la guerra, e integrado la Red Mundial de Mujeres y Derechos Reproductivos. Este camino lo ha recorrido en compañía de las Brigadas Internacionales de Paz, del Movimiento de Mujeres de Negro de España, de la Red de Mujeres: solidaridad con Colombia y de la Red en Derechos Humanos y Solidaridad con Colombia.

http://www.ofp.org.co/

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